domingo, mayo 20, 2007

Zodiac: 20 de mayo de 2007. 02:23 - 02:56 AM.

Creo que hasta ahora no había escrito una crítica de cine en este blog. Pensándolo bien, creo que nunca había escrito una. Y la verdad es que no sé si conseguiré hacerlo.

Son las 02:23 de la madrugada y acabo de llegar al piso. Tres horas antes me encontraba en la última fila de la sala 3 de los cines Saide Carlos III, en la calle Cortes de Navarra, 7. Para llegar hasta allí puedes coger los autobuses 4, 8, 9, 12 y N7; Nosotros (Javi, Dani, Miguel Ángel y yo) decidimos ir andando.

La perspectiva histórica es importante. Nunca, en ningún caso, tengo la misma opinión de una película en el momento en el que la veo y un mes después. Pasado un año, mi perspectiva cambia de nuevo. Vuelvo a ver la misma película, o quizá no, y todo cambia: la actuación de los personajes, sus voces, sus gestos. Me atrevería a decir que incluso cambian de vestuario, pero puede que me equivoque, y sólo sea cosa mía.
Zodiac hoy. Otra vez Fincher. Otra vez una obra maestra que consiguió que esbozara sonrisas casi imperceptibles ante los juegos de cámara y fotografía de los que se sirve. Es como si Fincher dijese "Hey, estoy aquí, no te concentres demasiado: es una película". De vez en cuando se agradece que te den un golpecito en la espalda y te lo recuerden. Antes no me daba cuenta de estos golpecitos: ahora sigo sin verlos, pero noto sus efectos.

El gran eresfea escribió una vez, y aquí tiro de memoria porque no estaría bien recurrir a la hemeroteca de su blog, que Pequeña Miss Sunshine tenía un buen comienzo y un buen final, pero que en el tránsito que discurre entre esos dos puntos no podía parar de pensar en la estructura del guión. Es algo que me sucede a menudo. No con Pequeña Miss Sunshine. Tampoco con Zodiac. Supongo que no depende tanto de lo marcada o evidente que sea ésta estructura como del grado de conexión que logres alcanzar con alguno de los personajes, con el director, con la historia, con la banda sonora o con un simple frase del guión. Este último ejemplo lo experimento muy a menudo. Podéis leer la entrada que dediqué a Largo domingo de noviazgo hace un tiempo. Una película, por cierto, que tiene mucho en común con Zodiac. Al menos para mí.

El cine es cuestión de conexiones entre personas e historias, entre personas y personas, entre gestos y recuerdos que se creían borrados de la mente, o al menos mojados. Y eso es algo que difícilmente puede objetivarse. Por eso prefiero hablar de lo que me sugieren mis obras preferidas y no tanto de si los actores cumplieron con su papel o si el guión era ágil. Aspectos éstos más fáciles de expresar.

Cojo la fotogramas que tengo a mi lado, con Tobey Maguire en portada, después de pasar por la mejor clínica dermoestética que existe: Photoshop. Leo un par de críticas al azar.
Ejercicio práctico que cualquiera puede realizar en casa: coge siete palabras del diccionario, combínalas de la forma más enrevesada posible, añade unos cuantos conectores y adjetiviza un par nombres propios. Resultado: una crítica válida para algo más de 160 películas.
Leo la parrafada inconexa (o no, yo no soy quien para juzgarlo) que he soltado y me doy cuenta de que nunca podré ser crítico de cine. Y de verdad que me fastidia. A veces me gustaría poder abstraerme de todas las historias y mirar sus características y peculiaridades desde fuera, pero me cuesta.
Observo el poster de la película, y pienso que, por lo general, están infravalorados. Pienso, también, que la mayoría de las críticas publican en las revistas de cine son irrelevantes y los directivos de las empresas editoras podrían ahorrarse grandes cantidades de dinero si en vez de contratar a un crítico publicasen la imagen del cartel, porque describe tan bien la película que a veces sugiere tanto como la obra completa. Especialmente en este caso.

Esto es Zodiac hoy, aunque no lo parezca. Y ya me estoy arrepintiendo de la mitad de lo que he escrito.

jueves, mayo 10, 2007

Between the edges


Sueño mucho. Bueno, en realidad como todos, lo que pasa es que soy capaz de recordar los sueños con facilidad.

Y como todo buen experto en la materia, tengo una teoría: sólo recuerdo aquellos sueños que se interrumpen de manera brusca. Cualquiera que me conozca sabe que si alguien posa su lápiz sobre un escritorio a las tres de la madrugada en un radio situado a 200 metros de mi habitación yo me enteraré. La consecuencia es que me despierto varias veces durante la noche. Y cada vez que me sucede recuerdo lo que estaba soñando en ese preciso momento.

En realidad son sueños incompletos cuyas tramas nunca llegan a concluir. Por eso cuando le digo a mis amigos "hey, tio, hoy he tenido un sueño muy raro en el que aparecías tú, Javier y Camparri subidos en una atracción de Port Aventura".

Pregunta obligada:

- ¿Y qué pasaba en el sueño?

Ahora viene cuando le explico a mi amigo que mi mente no llegó a generar ninguna situación especial, digna de ser contada, porque cuando la cosa parecía que se ponía divertida, interesante o terrorífica...

Dani tose en la habitación de al lado. (Lunes)
La lavadora empieza a funcionar (martes)
Funes llega al piso tras su paseo de los... (miércoles)
Alguien me hace una pérdida al móvil (jueves)
Mono me llama para salir el... (viernes)
Mi hermano llega a casa y sube a saludarme (sábado)
Adriana entra en mi cuarto para asustarme (domingo)

Hoy, por primera vez en mucho tiempo, ha sido diferente:

Mi sueño ha tenido un inicio, en principio poco especial, con protagonista femenina identificada.
Mi sueño ha tenido un desarrollo, bastante especial, con protagonista femenina identificada.
Mi sueño ha tenido un final, muy especial, con protagonista femenina identificada.

Después, éste sueño se ha enlazado con otros. Ha sido entonces cuando Dani ha tosido.
Y yo, desde mi habitación, con los ojos ya entreabiertos, no sabía si darle las gracias o maldecirle.